El verdadero enamorado desea tener siempre a su lado a la persona amada. Desgraciadamente, habrá de conformarse con recordar su imagen cuando no sea posible. En este caso, su mayor sufrimiento será no poder evocar su rostro, por un fallo de memoria.
Retrato
Con cuatro pinceladas de maestro quisiera dibujar hoy tu retrato, mas va pasando un rato y otro rato sin recibir la inspiración del estro.
Ya sabes que en dibujo no soy diestro, mas luego que imagino tu recato, diseño aquel momento de arrebato en que al amor llamábamos «lo nuestro».
Recuerdo de tu pelo el sol brillante, tus ojos, tu perfil, tu boca fina… Renuncio. No recuerdo lo importante.
De pronto, con belleza peregrina, pasaste, musa y como fiel amante, dejaste en el papel tu faz divina.